El héroe de nuestro artículo de hoy consiguió utilizar sus conocimientos matemáticos y físicos en los casinos y luego en la bolsa. Para compartir sus conocimientos con el mundo, publicó un libro titulado «Beat the Dealer, A Winning Strategy for the Game of Twenty One» (literalmente, «Cómo vencer al crupier, una estrategia ganadora para el juego de veintiuno»), donde contaba estrategias para ganar en el blackjack. Su nombre es Edward Thorp. En día de hoy su fortuna se estima en más de 800 millones de dólares.
Como un matemático dominó el blackjack y la ruleta
¿Ha oído hablar a menudo de la aplicación práctica de la ciencia? El héroe de nuestro artículo de hoy consiguió utilizar sus conocimientos matemáticos y físicos en los casinos y luego en la bolsa. Para compartir sus conocimientos con el mundo, publicó un libro titulado «Beat the Dealer, A Winning Strategy for the Game of Twenty One» (literalmente, «Cómo vencer al crupier, una estrategia ganadora para el juego de veintiuno»), donde contaba estrategias para ganar en el blackjack. Su nombre es Edward Thorp. En día de hoy su fortuna se estima en más de 800 millones de dólares.
Edward Oakley Thorp, que tiene en actualidad 92 años, nació en 1932, Chicago en el seno de una familia de militares. Dominaba las matemáticas con las raíces a los 3 años, y una vez decidió contar hasta un millón, pero el problema fue que se quedó dormido en 32577. Según su madre, cuando el niño se despertó, continuó donde lo había dejado. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial coincidió con un traslado a la ciudad Lomita, California. Allí, el adolescente ya asistía a un club de radio, hacía experimentos y gastaba bromas. La ciencia ya le parecía divertida. En casa, siempre había algo que ardía y explotaba: el laboratorio subterráneo de su habitación fabricaba hidrógeno y pólvora, glicerina y piroxilina.
Edward Thorp ha quebrado la ruleta y el blackjack
A finales de los 50, Edward Thorp se licenció en Matemáticas por la Universidad de California en Los Ángeles y se hizo profesor, donde también encontró a su esposa, con la que compartió penas y alegrías y crió tres hijos. Un año después se trasladó al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por las iniciales de su nombre en inglés, Massachusetts Institute of Technology), en Chicago y finalmente se dedicó a la ruleta.
A principios de los años 60, trabajó con un profesor local para desarrollar una forma de jugar a la ruleta con la que todos salieran ganando. Utilizando una vieja ruleta, crearon un ordenador compacto. El aparato tenía el tamaño de una tarjeta de crédito moderna y cabía en un zapato. Se ponía en marcha pulsando un botón. La máquina hacía cálculos y daba la posición futura de la bola enviando una señal de radio a un altavoz oculto en la oreja.
Era el turno del blackjack – o “21”. La situación se complicaba por el hecho de que la composición de la baraja cambia, algunas cartas reaparecen, otras se van… y así es siempre. Los cálculos manuales eran casi imposibles, pero en el trabajo pudo utilizar para ello el ordenador IBM-704 de la empresa. ¡Y funcionó! Thorp descubrió que cuantos más nueves, dieces (que también son damas, reyes y sotas) y ases quedaran en la baraja, mejor para el jugador. Desarrolló varias estrategias para contar cartas. En 1960, por fin dio con la estrategia ganadora óptima: contar dieces.
Para apostar, él mismo utilizó el criterio de Kelly: hacer grandes apuestas cuando hay una ventaja, y viceversa. Normalmente, gracias a las grandes apuestas, un jugador consigue estar a favor, aunque pierda apuestas pequeñas. Había que probar la teoría. Encargó un artículo en el periódico diario “Boston Globe”, donde decía que sabía cómo vencer al sistema. Además de fama, recibió ofertas de apoyo económico. Edward Thorp eligió a dos personas: el empresario neoyorquino Manny Kimmel, el propietario de una cadena de aparcamientos (antiguamente era el contrabandista y organizador de peleas ilegales), y su socio Ed Hand.
Estos dos tipos le dieron $10.000 y recorrieron con Edward Thorp varios casinos. En una de las partidas consiguieron emparejarse con James Christian “Jimmy” Kimmel, un cómico, actor, presentador, guionista y productor de televisión estadounidense para vaciar la banca de la mesa. Después, varias rondas les permitieron doblar su capital.
Una amenaza para la vida y el alejamiento de los juegos de azar
En 1961 expiró su contrato con la Universidad Tecnológica de Michigan, Edward Thorp se negó a renovarlo y se trasladó a Nuevo México, donde pudo dedicarse permanentemente a sus negocios y visitar a menudo los establecimientos de juego de azar. Un año después publicó un libro en el que daba a conocer cientos de estrategias ganadoras para jugar y combatir las trampas. Los casinos empezaron a identificar a los jugadores que contaban cartas y a prohibirles la entrada. En 1964, incluso cambiaron las reglas del blackjack, pero no por mucho tiempo, ya que no todo el mundo estaba contento, ni siquiera los que no se dedicaban a contar las cartas.
En 1962, Edward Thorp y su amigo William Walden elaboraron una táctica que les permite ganar en bacará con la ayuda de conteo de cartas, probado en la práctica en Las Vegas. Pero Edward Thorp se enfrentó a consecuencias inesperadas: en el camino de regreso en su coche rompió los frenos. La pista era inequívoca, se convirtió en peligroso hacerlo en los casinos. Así que Thorp decidió cambiar de campo de actividad y convertirse en un inversor. Las primeras inversiones fueron infructuosas: una empresa poco después de que nuestro héroe invirtiera en ella 4 mil dólares, bajó de precio 2 veces, y sólo después de 4 años consiguió salir sin pérdidas. Y otra – una agencia de seguros que finalmente se quebró.
Entonces decidió adoptar un enfoque científico y empezó con un fondo de cobertura. Cobertura (del inglés hedge) – apertura de operaciones en un mercado para compensar el impacto de los riesgos de precio de una posición igual pero opuesta en otro mercado. Por lo general, la cobertura se realiza para asegurar los riesgos de las variaciones de precios mediante la celebración de operaciones en los mercados de futuros.
Para ganar dinero, Edward Thorp y un colega de la Universidad de California, Kassouf, empezaron a comerciar con los warrants. El warrant es un título corporativo muy parecido a una opción de compra. Se establece el derecho a comprar o vender un activo subyacente a un precio convenido de antemano en un plazo acordado, previo pago de un precio no reembolsable (lo que se conoce como prima). Muy pronto las inversiones “por ciencia” empezaron a reportarles unos ingresos estables, y los inversores a confiar su dinero para invertir en bolsa.
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En 1967 apareció un nuevo libro de Edward Thorp – «Beat the Market: A Scientific Stock Market System» (literalmente, «Cómo vencer al mercado: Un sistema bursátil científico»), y una fórmula para averiguar lo infravalorado o sobrevalorado que estaba un warrant (el valor negociable en Bolsa). En 1968 E.Thorp conoce a Warren Edward Buffett, un inversor y empresario estadounidense, y obtiene información sobre los fondos de cobertura (hedge funds). Entonces llega la suerte. Jay Regan, un antiguo broker que leyó el libro de Edward Thorp le sugirió que creara un fondo de cobertura llamado Princeton Newport Partners (PNP). Regan se ocupaba de las operaciones y de todas las historias burocráticas que las acompañaban, y Thorp de la teoría del mercado.
A pesar de que en 1975 Edward Thorp se hizo millonario, nuestro héroe decidió no abandonar su carrera académica, pero empezó a alejarse de las matemáticas puras en favor de las aplicadas. En 1982, renunció a su cátedra y al puesto de decano del Departamento de Matemáticas, quedándose como un simple profesor ordinario. Sus colegas eran ahora sus propios adversarios: los “quants”, los hombres de ciencia que habían seguido los pasos de Thorp en Wall Street.
En 1988, tras un largo litigio, se cerró el fondo de cobertura Princeton Newport Partners, pero nuestro héroe no tardó en fundar un segundo, Ridgeline Partners. Se le ocurrió una interesante idea de arbitraje: comprar acciones bajistas a la espera de un crecimiento posterior y vender las que crecieran en posiciones cortas.
La vida después de la bolsa
Tras dejar los negocios, Edward Thorp y su esposa Vivian volvieron a la ciencia, estableciendo su propia cátedra en el departamento de matemáticas de la Universidad de California en Irvine (UCI) y buscando un profesor brillante que se hiciera cargo de ella. En 2004, Edward Thorp donó algunos fondos a la investigación con células madre cuando la administración republicana de Bush hijo recortó las inversiones en ese campo. Y en 2018, Edward Thorp donó su biblioteca y archivos a la biblioteca de la universidad.
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